Los Zapatos Rojos o “Red Shoes” es un proyecto que fue creado en 2009 por Elina Chauvet. El objetivo es utilizar el arte para denunciar la violencia de género, es decir la violencia contra las mujeres, pero también los niños.
El feminicidio está desgraciadamente extendido en México, el país de Elina, entonces quería protestar contra esto a través del arte y luchar contra la violencia en general. Lo más impresionante es que este proyecto se lleva a cabo ahora en todo el mundo, porque todos los países están concernidos, y todos deben conocer la realidad. Es también un medio pacifico para denunciar acciones horribles y que puede cambiar las mentalidades.
Los zapatos son ubicados en la calle, como si fueran mujeres y niños que caminan.
Pienso que el arte sirve para muchas funciones, y denunciar la violencia a través de esto es lo mejor para que la gente se interese por el proyecto y también participe. De hecho, con los Zapatos Rojos, todos pueden caminar entre los zapatos y poner un mensaje en un zapato. Elina ha elegido esta forma de arte para que todos puedan intervenir en el proyecto. Antes de venir a la presentación en Grand Rapids, no sabía que podríamos hacer esto y pienso que es una excelente idea. Es por eso que he decidido escribir un mensaje en francés, para hablar en el nombre de las mujeres de mi país. Es un proyecto que reúne y concierne a todo tipo de personas y también los niños pueden participar y entenderlo. Además, los zapatos se sitúan en la calle, entonces todos los transeúntes pueden ver esta instalación. Es un buen medio para transmitir ideas a la gente que no conocía el proyecto antes. Cuando fue en la instalación en Grand Rapids, un hombre estaba caminando en la calle cuando vio todos los zapatos y decidió desviar su camino para preguntarme lo que pasaba. Al final me ha dicho que no conocía el proyecto pero que es muy interesante y que va a hablar de esto con sus amigos. Pienso que voy a recordar este momento porque me dí cuenta de cómo que “los Zapatos Rojos” tienen un impacto sobre la población.
Lo que me emocionó más fue los pequeños zapatos de bebés en la instalación. Fue muy triste porque pensamos directamente en el humano matado detrás de los zapatos. Como dice Elina Chauvet, es un proyecto muy “simbólico”, con muchos sentidos.
Me gustó también cuando Elina vino en nuestra clase, porque pudo ver su compromiso en este proyecto y al lado de todas las mujeres. Me sentí muy tocada cuando hablaba del símbolo de su acción.
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